martes, 15 de octubre de 2013

II CUMBRE CONTINENTAL DE COMUNICACIÓN INDÍGENA EL ECO DE LAS ANTIGUAS RESISTENCIAS

Por: Alejandro Toro - Funuvida


La distancia es grande cuando lo que se encuentra nos es extraño, por eso considero que mientras más he recorrido kilómetros desde mi país para llegar a la II Cumbre Continental de Comunicación Indígena en Oaxaca México, más me adentro al propio nervio de las comunidades ancestrales de mi patria, porque las une la lucha, el despojo, pero sobre todo la capacidad de resurgir de la historia como una organización con el orgullo intacto y la piel más fuerte.

Casi dos mil asistentes llegamos desde las planicies, las cordilleras y la selva para participar de este encuentro, que por segunda vez se reúne, luego de que en el año 2010 se encontraran por primera vez en el departamento del Cauca en Colombia, en el que el CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca) fuera el gran anfitrión y de donde naciera la propuesta de la siguiente cumbre.

La realidad de los pueblos de Latinoamérica es un arcoíris de contrastes claroscuros, pues hoy un presidente indígena asume las riendas del liderazgo de un país, enfrentando los históricos poderes, pero por otro lado la arremetida de los modelos capitalistas y extractivos, en los que prima la tenencia de los recursos sobre la conservación y la convivencia mutua entre la madre tierra y los seres que la habitamos, ha diseminando los pueblos, ha intentado dividirlos y minar el terreno ganado mediante la expropiación, las leyes regulatorias de la libertad y campañas xenofóbicas.

El día seis de octubre salí desde el Distrito Federal de México, un descomunal valle de humo, palacios, parques y personas que corren afanosamente para llegar al otro lado de un mundo que seguramente quisieran fuera más pequeño, ese conurbano de casi 30 millones de habitantes es un mar de dinero acumulado en pocas cúspides y arañado por millones en un intento de alcanzar los sueños, pero en el que la historia se presenta palpitante aún es sus conservados museos y bellas catedrales e iglesias de la colonia con arte barroco y rococó al que habría que dedicarle meses de recorridos.

Seis horas en autobús separan el bullicioso DF de Oaxaca, situada al sur de México, junto a la terminal varios grupos de policías con armas de largo alcance, dejan entrever una de las problemáticas más acentuadas en algunas regiones de la tierra manita como son la guerra de los carteles, que han arrebatado parte del negocio a los colombianos y dejan una estela de muerte y barbarie en focalizadas zonas. Pero también, y como lo he constatado en todo el viaje, el alma de los mexicanos es más grande que sus dolores y su corazón tiene una puerta sin cerraduras que se abre en una sonrisa acogedora donde llego. 

El estado de Oaxaca, que hay que leerla con jota, es decir Oajaca, cuenta con 3.5 millones de habitantes, de los cuales el 54% son indígenas, compuestos por 16 pueblos, pero nuestro camino no termina ahí, ya que el encuentro se desarrolla en el pequeño poblado de Tlahuitoltepec, a unos 120 kilómetros de distancia y al que llegué con casi tres horas de viaje en uno de los taxis que sale constantemente y cuyo conductor, tocayo mío por cierto, era un miembro de la comunidad mixe, anfitriona del evento, quien me describía los poblados de tierras un poco áridas como Tlacolula y Mitla por donde pasábamos, hasta que iniciamos el ascenso a la sierra desde San Bartolo Albarradas donde el frío es más acentuado y se ven ya los indomables mixes recorriendo sus caminos de Ayutla y Tamaxulapancon con sus ponchos de lana de borrego.

El pueblo Mixe, que también se lee con jota (Mije) vive en la sierra desde hace siglos y se llaman a sí mismos el pueblo nunca conquistado, pues a los españoles les fue imposible reducir militarmente a sus guerreros debido a su capacidad de desenvolverse en la montaña, inclusive, ya los aztecas y los Zapotecas habían fallado en el intento de dominarlos durante las luchas que precedieron la época del saqueo español.

Creo que el lugar escogido para la presente cumbre guarda un contenido histórico y simbólico que permite crear un ambiente propicio para la discusión propositiva y repotenciar las energías ancestrales que han mantenido durante 500 años la resistencia del pueblo indígena en el continente.

El día de hoy, en medio de un leve frío y una tenue lluvia que se hacen más intensos con las horas, constatamos la impresionante organización que los anfitriones y el equipo logístico han desplegado para que nadie se sienta extraño. Nosotros, los de prensa, contamos con todas las herramientas necesarias para difundir este encuentro, pero sobre todo este esfuerzo y apuesta a la esperanza.

Así que en la sierra del pueblo nunca conquistado nos encontramos en este momento hermanos indígenas de muchos países como los pueblos Guatemaltecos, Hondureños, Salvadoreños, Costarricenses, Bolivianos, Brasileros, Mexicanos y claro está muchos Colombianos, especialmente del Cauca, que en seis días inolvidables plantearemos la estrategia que seguirá aumentando el eco de las voces indígenas en el continente y devolviendo el brillo y liderazgo de los que siempre han entregado la vida por esta tierra.

Hoy, los pueblos Embera, Zenú, Guambiano, Yanacona, Awá, Tairona, Kankuamo y cientos más que habitan la Colombia en lucha constante por la reivindicación de derechos arrebatados, hoy agrupados en la ONIC y sus organizaciones regionales y que se niegan a desaparecer fortaleciéndose desde sus raíces nunca olvidadas, deben saber que en la II Cumbre Continental de Comunicación Indígena, el eco de las antiguas resistencias se hace atronador.

La Historia está llena de Futuro: Un encuentro con el profesor Cuauhtémoc Amezcua Dromundo

Por: Alejandro Toro



El viernes tres de octubre acordamos una cita con el presidente del Partido Popular Socialista de México, el profesor Cuauhtemoc Amezcua Dromundo en la capital del país azteca para continuar reconstruyendo el rompecabezas de la paz de nuestro país, el sitio elegido fue el restaurante Samborns en la larga avenida Insurgentes. Debo confesar que llegué un poco más tarde de lo acordado, pero este retraso estuvo ligado a las impresionantes distancias que puede representar atravesar una ciudad, que integrada al área conurbana o zona metropolitana del Valle de México, agrupa la impactante cantidad de 21 millones de habitantes, la tercera aglomeración urbana más grande del mundo. 

Una hora y un cuarto en taxi entre trancones y charlas con el conductor sobre la inversión de mega minería canadiense en el país y la inmensa manifestación del dos de octubre en la que estuve presente el día anterior, finalizaron con el grato encuentro programado.

El profesor, que así lo llamaré por su capacidad de hacer las fechas, lugares y nombres un afable momento de aprendizaje, me recibió de manera respetuosa abriendo la charla con la explicación histórica del lugar, el restaurante y café "Samborns", me dijo, es una gran cadena comercial del magnate Slim, pero el primer restaurante de la cadena, llamado de los Azulejos data de unos cien años atrás y en él cenaron Zapata y Villa, desde ese momento supe que el encuentro sería muy interesante.

Carlos Slim fue el primer punto en común, pues sus tentáculos abrazan toda américa y Colombia es uno de sus bastiones, luego vino Pancho Villa, de quien actualmente leo una biografía de Paco Ignacio Taibo y de allí en adelante un interesante compartir de la realidad mexicana actual y su contexto histórico, un recorrido sin costuras por las luchas de todos los pueblos de la américa y la necesaria organización de gremios, partidos y movimientos como el primer paso táctico para el objetivo estratégico, como él mismo lo expresara en una visión metódica y pragmática de los asuntos políticos, que demostraba conocer a la perfección. 

La entrevista formal sobre el tema de Colombia, la mesa de conversaciones, la defensa, la organización gremial, marchas y sobre todo un mensaje de esperanza lo realizamos en el parque de la Bombilla en el que se erige un imponente monumento al general Álvaro Obregón, realizado por el escultor mexicano Ignacio Asúnsolo en 1935. El profesor de nuevo me sorprendió con sus conocimientos históricos y me relató pasajes de la vida del expresidente Obregón, un sonorense que venció al mismísimo Pancho Villa en la batalla de Celaya, en la que perdió uno de sus brazos por una bala de cañón, disparada por un culto y preparado artillero que contrastaba con la doxa formación del general Villa. El brazo cercenado en el fragor de la batalla, me dijo, reposa en este monumento construido en el mismo lugar donde fuera asesinado en 1928, un restaurante llamado la Bombilla, por un fanático católico que se hizo pasar por reportero dibujante y al que un sacerdote le bendijo el arma homicida.

Personalmente me impactó mucho la anécdota, salida como de un cuento de realismo mágico y no pude evitar pensar, que en un país donde podía la historia ser tan especialmente colorida, triste y esperanzadora, se sentirían los escritores muy a gusto y suspiré al imaginar que aquí le contarían esas anécdotas a Álvaro Mutis o las leería sentado en una de aquellas bancas Fernando Vallejo, pero principalmente sentí que Gabo rondaba en algún lado aquella mega ciudad con su Remedios la Bella y los pescaditos de oro del general Aureliano Buendía pensando en escribir la historia del presidente manco, apodado el general invencible que dicen algunos, mandó a matar una monja.

La entrevista se realizó sin contratiempos con la disponibilidad y amabilidad característica de los mexicanos y un conocimiento de la realidad colombiana sin el envenenamiento mediático que tenemos en el país, pero con el eco aun de sus palabras conocedoras del precio de una revolución, como la de su México entre 1910 y 1917 que costó un millón de vidas cuando México contaba con 15 millones de habitantes. 

Finalizamos el encuentro con un apretón de manos luego de la a exposición didáctica pero supremamente profunda "del profe" y mi deseo de retenerlo un par de años más en ese parque para que me contara la historia del futuro, porque al estar con un personaje como el profesor Cuauhtémoc le queda a uno la impresión de que la historia está llena de futuro y él podía leer a través de las decisiones que tomaban los pueblos en el presente hacia donde se inclinaría el porvenir como en los laberintos borgianos.

Queda el sinsabor de un tiempo muy corto para conocer otras facetas de su vida que unen las luchas populares, el trabajo organizativo y político con el hombre académico, investigador, sus gustos literarios, musicales y las aventuras y desventuras de sus muchos viajes. 

Quedamos atentos para conocer algún día sus memorias escritas y sus diálogos con personajes de la historia colombiana que necesitan ser reinterpretados para devolverles el brillo que merecen, ese sería un gran regalo para nuestro país. Mientras tanto, esperamos compartir pronto la entrevista y los textos de este encuentro, que serán publicados el próximo año y que puedan, como yo lo hice, disfrutar de la historia opinada, el presente analizado y el futuro soñado.